El pasado fin de semana Donald Trump escaló su guerra contra el FBI y el Departamento de Justicia a niveles que no habíamos visto antes. Por primera vez el mandatario atacó directamente a Robert S. Mueller, investigador especial del caso Rusia ante quien siempre había mostrado una prudente distancia. Trump criticó al equipo de Mueller por estar integrado exclusivamente por demócratas: "¿Por qué el equipo Mueller tiene 13 demócratas duros, algunos seguidores de la Chueca Hillary, y cero republicanos?". El problema es que el mismo Mueller es un republicano con credencial.

El sábado Trump dijo que la investigación de Mueller nunca debió iniciar ya que "no hubo colusión y no hubo crimen. Está basada en actividades fraudulentas y un dossier falso pagado por la Chueca Hillary y el [Partido Demócrata], y usado impropiamente en una CORTE FISA para monitorear mi campaña", dijo. "¡CACERÍA DE BRUJAS!".

La investigación Mueller nunca debió ser iniciado puesto que no hubo colusión y no hubo crimen. Está basada en actividades fraudulentas y un Falso Dossier pagado por la Chueca Hillary y el DNC [Comité Nacional Demócrata], y usada de manera impropia en una CORTE FISA para monitorear mi campaña. ¡CACERÍA DE BRUJAS!

También James Comey, ex director del FBI al que despidió en mayo del año pasado, y Andrew McCabe, el ex subdirector que fue echado el viernes, recibieron ataques del mandatario. Trump, aparentemente preocupado por la revelación de que McCabe había elaborado memorandos detallando todas sus reuniones con el presidente, dijo que había tenido pocas interacciones con el ex subdirector y que nunca lo había visto tomando notas. A Comey lo acusó de mentir durante su testimonio ante el Senado el año pasado.

La relación entre McCabe y Trump arrancó mal desde el primer día. Cuando McCabe estuvo como director interino del buró de investigación, Trump lo citó en la Oficina Oval y le preguntó "¿Qué se sintió cuando tu esposa perdió?", refiriéndose a la campaña por el Senado estatal de Virginia en la que la cónyuge de McCabe participó en 2016.

Hoy Trump continuó con su campaña. Por la mañana promocionó la entrevista que daría Sean Hannity en el noticiero matutino de Fox News. Hannity es el comentarista político consentido del presidente y uno de sus principales defensores en los medios. El conductor aseguró que probablemente habría cargos criminales contra McCabe.

"Tenemos, tristemente, en los niveles más altos del FBI y el Departamento de Justicia, crímenes serios, crímenes que necesitan ser investigados", declaró Hannity. "James Comey va a tener que responder muchas preguntas", dijo.

Poco después de la entrevista, Trump lanzó un nuevo tuit condenando la investigación que pesa en su contra.

¡Una total CACERÍA DE BRUJAS con masivos conflictos de interés!

A pesar del hermetismo que el equipo Mueller ha logrado mantener a lo largo de la investigación, algunas pistas sugieren que el investigador especial está interesado no sólo en la supuesta colusión entre la campaña Trump y los rusos, sino en los eventos que ocurrieron después de la elección y que podrían constituir obstrucción de la justicia. Y es que el propio Trump ligó el despido de Comey al caso Rusia. Durante una entrevista televisada el presidente reconoció que una de las razones por las que echó al ex director del FBI fue "todo ese asunto de Rusia".

Al mismo tiempo Mueller sigue escavando los nexos financieros de Trump en países como Arabia Saudita y Rusia, y en su equipo de investigadores hay numerosos abogados expertos en delitos fiscales y de lavado de dinero, muchos de ellos con experiencia en fiscalías especializadas.

Los recientes ataques del mandatario nuevamente han encendido las alertas respecto a un posible despido de Mueller. El senador republicano Lindsey Graham declaró durante una entrevista que "si intenta [despedir a Mueller], eso sería el inicio del fin de su presidencia".

El también republicano Troy Gowdy dijo que Trump afecta su propia inocencia con las amenazas contra Mueller. Paul Ryan, líder de la Asamblea, también salió a defender al investigador: "Déjenlo hacer su trabajo", dijo. Sin embargo, hasta el momento ningún legislador republicano ha estado dispuesto a aprobar legislación que blinde al investigador especial de un eventual despido.

Por su parte, Ty Cobb, el abogado del presidente, con la intención de calmar las aguas, declaró que "la Casa Blanca nuevamente confirma que el presidente no está considerando ni discutiendo el despido del investigador especial Robert Mueller".