En un clima de camaraderÃa entre la primera lÃnea de dirigencia, como hacÃa mucho que no se vivÃa en el peronismo, el Frente de Todos cerró campaña para las elecciones primarias en Rosario, con la idea que el domingo les espera un triunfo contundente. Gobernadores, candidatos y dirigentes compartieron varias horas con Alberto Fernández en la previa al acto de cierre en el Monumento Nacional a la Bandera, tapizado con los impactantes mapping que utilizaba en sus actos Cristina cuando era presidenta.
El dato saliente del acto fue el buen clima entre una dirigencia que hace años venÃa dividida por la traumática experiencia que generó en sus últimos años en el poder el kirchnerismo. "Los gobernadores se invitaban a visitarse a sus provincias a comer asados, hace rato que no se veÃan un buen clima asÃ. La decisión de Cristina de bajarse descomprimió y eso se nota", explicó a LPO un dirigente que conoce a varios de los presentes en esta ciudad.
También contribuyó al buen clima, la sensación compartida que el gobierno perdió su momentum y la campaña de Alberto encontró un mejor cause. El clima, manejado con mucha cautela, es que el próximo domingo el peronismo ganará por una diferencia que dejará a la fórmula de Alberto y Cristina en las puertas de la Casa Rosada. "Si se confirma que Alberto está en torno a los 42 puntos como marcan algunas de las últimas encuestas, eso va a tener un impacto demoledor", analizaban en Rosario. No es para menos, si se da ese escenario quedarÃa a sólo tres puntos de ganar en primera vuelta.
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El buen clima también se vio en la desbordada plaza que rodea al Monumento a la Bandera. Las principales agrupaciones del peronismo que años atrás copaban los mejores lugares, esta vez permitieron que las familias y los asistentes inorgánicos protagonizaran al jornada.
En su discurso, Alberto Fernández tuvo una actitud que buscó ser la contracara a la que viene expresando el presidente Macri, que en el cierre porteño de este martes en estadio de Ferro no ocultó su enojo. Acaso de manera deliberada, el ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner se mostró relajado y "muy alegre por estar acá con todos ustedes".
Además de hacer un repaso por la situación económica, el empleo y la desocupación, Alberto prometió sacar el paÃs adelante en el primer semestre priorizando la salud, el trabajo, la educación y la ciencia, por encima de los bancos y las Leliq, dos temas que le generaron un inicial impacto negativo y que en el entorno del candidato creen que logró revertir.
Tan distendido estaba Alberto, que incluso se animó a jugar con las promesas semestrales, que escaldaron a Macri. "Nos dicen que hay que soportar este presente porque tenemos un mañana venturoso. No sé cuántos semestres pasaron esperando que alguien traiga lo que nunca llegó. ¿Cuántos semestres más tenemos que esperar?", dijo.
"Nosotros, el primer semestre que gobernemos, vamos a cambiar la Argentina, porque la suerte va a depender de nosotros. No vamos a estar esperando que alguien venga a invertir lo que nunca trajo. Nosotros vamos a ser los que recuperemos las fábricas y dar trabajo", agregó.
Alberto reconoció que a fines del 2017 era difÃcil imaginarse un escenario tan competitivo como el actual y recordó: "Nos habÃa pasado lo que le pasó a muchos argentinos, que la polÃtica nos habÃa distanciado. Y un dÃa nos dimos cuenta que nuestra distancia sólo habÃa favorecido que se instale en la Argentina esta realidad penosa". Fue acaso una referencia no sólo a su reconciliación con Cristina sino también al entendimiento con Sergio Massa, que acompañó a Alberto en buena parte de la jornada, pero se hizo un tiempo para almorzar con los dirigentes del Frente Renovador de Santa Fe.
Macri se juega a estirar la diferencia
Por su parte, el presidente Mauricio Macri participó del cierre de campaña en Córdoba, una de las pocas provincias en las que confÃa en superar el techo que marcan las encuestas para acercarse a Fernández en las primarias. Necesita una alta participación en las urnas y fue lo que suplicó al final de su escueto discurso de sólo 10 minutos, la mitad de la pautado, en la plaza de la música de la capital cordobesa, un galpón que aportó muy buena acústica una previa de cuartetos y hit radiales.
"Todo se define con nuestro voto. Con tu voto. Por eso es tan necesario que todos vayamos a votar el domingo 11", explicó en voz baja, ante unas tres mil personas, en su mayorÃa hombres y mujeres de edad intermedia, sólo con banderitas argentinas y al canto de "si se puede". Debieron atravesar un férreo operativo de seguridad para ingresar, con scanners y cacheos, precaución de la Rosada para prevenir escraches.
"Es importante que todos vayamos a votar. Esta incertidumbre nos hace daño. Esta duda fuera y dentro del paÃs nos hace daño. Necesito que nos acompañen con su voto para que demostremos que los argentinos juntos somos imparables. ¡Viva Córdoba! Viva Argentina", se encendió Macri al final, caminando en el escenario 360, marca registrada PRO y ya copiada por la mayorÃa de las fuerzas polÃticas.
"Tienen mucha más responsabilidad que hace 4 años. Tienen que volver a inyectar esa energÃa arrolladora y decir que esto vale la pena. Todo esto empieza a decidirse en estas horas", los convocó.
Córdoba es una vez más la esperanza de Macri pero también de Fernández, que este jueves pasará el dÃa en la capital junto a sus candidatos a diputados nacionales y cerrará la campaña en el opulento estadio Orfeo, donde no estarán los peronistas locales que lo respaldan pero avalan también la boleta corta de legisladores presentada por el goberandor Juan Schiaretti.
Nadie duda que Juntos por el Cambio será la fuerza más votada en la provincia del fernet, donde vota casi el 9% de los argentinos, pero la diferencia que consiga puerde ser crucial para el resultado final. En octubre de 2015, Macri apabulló a Scioli por 53 a 19, un margen que le permitió acercarse más de 2% a nivel nacional y que el domingo no parece fácil igualar.
Es que esa vez Sergio Massa cosechó 24%, ahora su foto aparece junto a Alberto y Cristina y ningún sondeo deja claro cómo se repartirÃan sus votantes. Voceros y legisladores cordobeses de Cambiemos repiten que ni siquiera tienen garantizado el 48% de las legislativas de 2017, pero en el peronismo lo toman como una provocación y ni consideran un problema esa cifra.
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