Faltan pocos dÃas para las elecciones que empezarán a trazar un nuevo mapa polÃtico en México. Pero pragmático como siempre, Enrique Peña Nieto ya comenzó un sutil pero decidido giro en su gobierno, a través de una serie de medidas que buscarán oxigenar su gestión, sea cual fuere el resultado del domingo.
La mayorÃa de los presidentes enfrenta en algún momento de su gestión una crisis polÃtica, económica o de imagen. Peña Nieto no es la excepción. Pero, ¿existe alguna amenaza más flagrante para el actual mandatario mexicano que convertirse en el priÃsta que tuvo que entregarle la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador?
La respuesta a ese interrogante acaso sea la explicación más sencilla al giro progresista que ensaya el presidente por estas semanas: abandono del prohibicionismo y la despenalización de la marihuana, ampliación de derechos para las minorÃas a través de la extensión del matrimonio igualitario en todo el territorio, y el inminente lanzamiento de un debate nacional para subir el salario mÃnimo.
Se tratan, sin duda, de iniciativas que estuvieron regaladas en la primer mitad del sexenio. Ese tramo de la administración estuvo centrada, en cambio, en la aprobación y aplicación de las reformas estructurales.
Pero los beneficios visibles de las reformas tardaron en llegar. El contexto internacional no ayudó: la caÃda del precio del petróleo demoró aún más a la reforma energética. Las resistencias sociales golpearon a otras, como la educativa o la laboral. Y asÃ, el hombre que salÃa en revistas como el gran salvador de México, fue debilitando su imagen.
Ahora, Peña Nieto apuesta a una nueva baterÃa de medidas que corte el flujo de votantes que sigue sumando Andrés Manuel López Obrador. La aceitada estructura del PRI parece encaminarse a reconvertir su imagen hacia una partido que no sólo se preocupa por la economÃa y los empresarios, sino también por los segmentos más vulnerables. ¿El PRI volvió a ser un partido de centro-izquierda?
"El PRD está viviendo un desmembramiento polÃtico y genera confusión en ese electorado. Lo que el PRI está buscando es sacar ese voto duro que tenÃa el PRD", explicó el politólogo de la UNAM Jorge Márquez, en diálogo con La PolÃtica Online.
Para el analista, un gran número de votantes del PRD quedó "suelto", y el flujo natural es que migre hacia Morena: "El voto duro que habÃa tenido el Sol Azteca durante los últimos veinte años lo perdió y las mejores posibilidades de captar a ese votante las tiene AMLO. Peña Nieto, muy inteligente, lo que está haciendo es dándoles motivos para que transiten al PRI".
Según Márquez, Peña Nieto considera más sencillo cortar el flujo que pueda captar desde el PRD, justo en un momento en que los dos partidos viven una guerra cruzada, con epicentro en la Ciudad de México. "Habrá mucho militante, incluso dirigente, que ya no podrá ir hacia Morena después de las denuncias que se han hecho. A todos ellos, Peña les muestra la puerta de entrada al PRI".
La jugada es valiosa por partida doble. "Robar el voto de un ex perredista para el PRI hoy una joya, mucho más que robar el voto de un ex panista. Porque en el primer caso implica un triunfo doble: es al mismo tiempo un voto a su favor y un golpe a López Obrador, hasta ahora el principal competidor".
Francisco Abundis, de la consultora ParametrÃa, consideró en cambio que este grupo de medidas no tienen coherencia con las estrategias que ha ido tomando el Gobierno. "No veo claro hacia donde van. Puede ser una manera de tomar frescura, de poner una cara nueva. Pero no tienen ningún sustento ideológico detrás".
Tampoco tengo claro que se trate de una estrategia para ir en contra de López Obrador, sobre todo porque el tema principal para Morena es la lucha contra la corrupción. Esa será el principal debate que intentará imponer AMLO en 2018", concluyó.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.