Luego de la baja de calificación que realizó Standard & Poor's a la perspectiva crediticia para México, el mercado reaccionó poniendo atención al ya muy preocupante tema de la deuda y ya se espera que en septiembre se vean cambios en el paquete presupuestal que presentará Hacienda para 2017.
Antes de ello, el Banxico ya estaba advirtiendo estos temas, de acuerdo a su minuta publicada este jueves respecto a su pasada reunión del 11 de agosto, en donde empezaron a crecer las advertencias y preocupaciones sobre el devenir del crecimiento económico, el crecimiento de la deuda y el déficit que tiene la actual administración.
El organismo financiero, comandado por Agustín Carstens, señaló que ven un deterioro en el balance de riesgos para el crecimiento, viendo factores como una recuperación más débil de la anticipada en la producción manufacturera de Estados Unidos, un deterioro en la confianza de los agentes económicos en México y una menor producción petrolera en el país.
Como ya se ha venido apuntando, otros riesgos es el tema de política monetaria en el vecino del norte, el proceso electoral en ese país y la desaceleración de la economía mundial. Al interior, una baja inversión no residencial así como obstáculos para la implementación adecuada de las reformas estructurales y el ambiente de inseguridad en el país.
En ese contexto pidieron a Hacienda ver acciones adicionales de consolidación en las finanzas públicas, tales como procurar un superávit primario a partir de 2017, para poder absorber de manera más eficiente choques del exterior y propiciar saldos adecuados de la cuenta corriente
Un miembro de la junta señaló que el aumento del déficit de la cuenta corriente ha causado cierta inquietud entre algunos participantes, a pesar de ello, se consideró que no habrá acciones en política monetaria hasta no ver en riesgo su objetivo de la inflación.
También se dijo que “sería deseable que el ajuste fiscal se concentrara en el gasto corriente, ya que reducciones del gasto en inversión pública pudieran afectar el flujo de ingresos públicos futuros lo que, incluso, podría tener un efecto adverso sobre la inflación”.
Lo cierto es que parece haber una opinión consensuada sobre que las autoridades fiscales deben proporcionar certidumbre sobre la trayectoria de las finanzas gubernamentales y el compromiso de dichas autoridades con niveles de endeudamiento público sostenibles, por lo que destacaron que sería deseable contener el crecimiento del saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público en relación al PIB.
El escenario central para la inflación para el corto y mediano plazo continúa siendo congruente con la meta permanente de 3 por ciento, lo que influyó en su decisión de mantener sin cambios las tasas de interés.
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