La foto de unidad calmó las aguas, pero todavía hay diferencias al interior de Morena. La tensión es natural: en las filas de Andrés Manuel López Obrador hay dos figuras de peso pesado que buscarán la candidatura por la Ciudad. Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum quieren convertirse en los sucesores de Mancera, y saben que el obstáculo más difícil está en la pelea por la postulación.

Como ya explicó La Política Online, las estrategias de ambos delegados son diferentes. La jefa de Tlalpan apostó fuerte a un apoyo masivo dentro de Morena. Lo consiguió: militantes, el resto de los delegados y hasta Martí Batres -que dejaría sus ambiciones para buscar una senaduría- apoyan su carrera.

Del otro lado, Monreal se convirtió en una suerte de puente de AMLO con actores y liderazgos de otros partidos. El jefe de la Cuauhtémoc recibe a perredistas, priista e independientes que quieren acercarse al proyecto de López Obrador. Eso genera ruidos entre los militantes históricos, que ven con desconfianza este proceso de apertura.

Hasta el momento, la tradición de Morena indica que la postulación se definirá a través de un sondeo, realizado por una comisión de expertos de propio partido. El que mejor mida será el elegido. Se utilizarían tres variables. Dos cuantitativas: un sondeo sobre militantes de Morena y otro sobre el pública capitalino en general. El tercer elementos sería cualitativo: análisis de las capacidades para la gestión.

Sin embargo, los asesores de Monreal piden que la definición se realice a través de una interna abierta. "Creemos que sería la mejor forma de fortalecer al que salga ganador. Desde Morena emergería un liderazgo fuerte, con mucho apoyo popular desde antes de iniciar la campaña", explicó a LPO Alejandro Rojas Díaz Durán, cercano a Monreal.

LPO había consultado en una entrevista exclusiva a Sheinbaum. "Los estatutos de Morena establecen que debe definirse por encuesta. Me parece que la encuesta es una forma transparente y de bajo costo. Te dice quién tiene mejores posibilidades. Las primarias tienen muchos problemas", respondió en ese momento.

En efecto, varios morenos opinan que abrir un proceso electoral no sólo implicaría un gasto enorme, sino que además podría generar el efecto contrario: debilitar en una pelea entre precandidatos al que finalmente quede como abanderado.