La senadora Hilda Flores es la candidata que en realidad Los Pinos quería para la elección en Coahuila. De modos correctos, de buen trato con Emilio Gamboa, el War Room presidencial la consideraba muy por encima de Miguel Riquelme que además de no tener carisma ni presencia, se paseaba -recuerdan en el Gabinete- en actos con relojes de 10 mil dólares. 

Pero finalmente el clan Moreira eligió a Riquelme por considerarlo más cercano y por temor a que Flores se sumara a esa línea de Enrique Ochoa de hacer de la corrupción un tema del PRI. Un riesgo que el gobernador saliente no estaba dispuesto a correr, justo cuando varios ex mandatarios empezaban a ingresar de a uno a prisión.

La senadora es un factor de tensión para los Moreira porque nada asegura que esta no vaya tras ellos. Flores suele decir que Humberto Moreira la ataca desde los medios que controla. En esa prensa la tildan de perdedora de elecciones y que sólo logró ingresar a la Cámara alta por la vía pluri.

Ahora ante la posibilidad de que la justicia anule la elección en noviembre, el gobierno vuelve a repensar el esquema y además de ver a Flores como potencial candidata se estudia que Enrique Martínez y Morales, ex delegado federal de Sedesol en Nuevo León y amigo de Enrique Miranda sea el jefe de esa nueva campaña.

LPO ya ha revelado que Enrique Peña Nieto ahora sostiene que sería favorable que se votara de nuevo en Coahuila. El desafío será como lograr que la candidatura de Flores no sea boicoteada por Moreira.

Por ahora el gobierno federal en la superficie opera como debe: defiende a capa y espada el triunfo de Riquelme pera ya se da casi como un hecho que la votación va a quedar anulada. Otro punto de fricción entre Ochoa y Claudia Ruiz Massieu.