Emilio Lozoya dio este viernes otra muestra de su fuerte poder de cabildeo: la PGR decidió remover del cargo a Santiago Nieto, fiscal especializado en Delitos Electorales y que esta misma semana había denunciado que Lozoya lo presionaba para que declarara públicamente que el caso Odebrecht no tenía vinculación con la campaña presidencial del 2012.

El nuevo procurador Alberto Elías Beltrán asumió que en sus declaraciones a Grupo Reforma, Nieto violó reglas de conducta.  De este modo, el affaire Odebrecht en una semana descabezó a figuras cruciales de la arena judicial: el procurador Raúl Cervantes y el titular de la Fepade. 

Como explicó LPO, ambos dejaron sus puestos por injerencia de Lozoya. El primero porque no pudo avanzar como quería en los resultados de su investigación y el segundo por las presiones de los abogados del ex director general de Pemex.

El caso es que Cervantes antes de irse le avisó a Enrique Peña Nieto que la investigación de Odebrecht estaba terminada. La PGR ya sabe quienes son los mexicanos que cobraron sobornos y lo sabe además gracias al explosivo dossier que llegó desde Brasilia, donde han confesado desde secretarias hasta poderosos ejecutivos.

Esta historia da cuenta de un final frío entre Cervantes y Los Pinos. El ex procurador no solo no aceptó regresar al Senado sino que además responsabiliza a la política de que México es el único país donde la trama no tiene consecuencias judiciales: en once de doce países, ya ha habido acciones concretas.

Pero Beltrán no hará movimiento alguno. Dejará la carpeta en stand by a la espera de nuevos giros políticos aunque desde Los Pinos aseguran que no habrá ninguna propuesta para un nuevo procurador.

La salida de Nieto además es otra embestida contra el Frente Amplio porque el procurador de casos electorales llegó a su posición con el impulso del PRD. Eran tiempos en los que todavía se creía factible que el PAN nombre Fiscal Anticorrupción y el PRI Fiscal General. "Así era hasta que Anaya nos traicionó", repiten en el PRI.