El desastre de la elección en Coahuila, las quejas contra el INE por las firmas de los independientes, los aportes de privados a los Partidos si estos renuncian a sus prerrogativas. Hay muchos frentes arriba de la mesa como para que no haya fiscal electoral. Es el diagnóstico que en las últimas horas ha planteado Emilio Gamboa ante un grupo reducido de senadores.

El coordinador de la bancada del PRI la planteará la semana que viene a Ernesto Cordero la necesidad de que la bancada tricolor, la del Verde y los senadores díscolos de Ricardo Anaya activen un plan para nombrar al reemplazo de Santiago Nieto en Fepade quien, pro motivos todavía no explicados, retiró su pedido de ser reinstalado en el puesto.

Gamboa además quiere recuperar centralidad porque en la semana que intentó volver a imponer a Raúl Cervantes como fiscal general este optó por renunciar y ni siquiera aceptó regresar a su banca en el senado. Un error de timming que se explica por un argumento palpable: Cervantes cree que tanto César Camacho como Gamboa fueron ineficientes en la estrategia legislativa para hacerlo fiscal.

El caso es que entre los senadores calderonistas hay quienes creen que si el PRI escogiera un buen perfil para fiscal general se podrían cubrir todas las vacantes y arrancar el año electoral con un mensaje contra la corrupción. Se trata de revivir la ecuación que le daría a los senadores panistas la opción de designar fiscal anticorrupción. Pero Enrique Peña Nieto por ahora no tendría ningún perfil al cual confiarle la fiscalía.

En el PAN crees que es preciso volver a tratar el tema porque señalan que el actual procurador Elías Beltrán también ha violado normas del debido proceso, específicamente en el proceso de detención de Javier Duarte. Eso fue coordinado por Beltrán y este dio demasiadas entrevistas en las cuáles se manifestaron aspectos poco convenientes. O sea, Beltrán estaría en un terreno similar al de Nieto.