Como suele suceder en estos casos, la noticia se da de modo casi imperceptible, espacios mínimos en la prensa gráfica. Pero allí está: Antonio del Valle, uno de los banqueros más ricos de México es investigado formalmente por la PGR. El motivo es que habría revelado información confidencial en la trama del hundimiento del Banco Popular de España.  Del Valle está denunciado por tenedores de acciones del desaparecido Banco Popular que lo acusan de presuntas maniobras especulativas.

La historia que cuentan cerca de la familia Del Valle, es que la investigación es una reprimenda por haber apoyado con cuantiosos fondos la campaña panista de Ricardo Anaya. También, en círculos de negocios, se menciona que se trata de una suerte de presión orquestada desde España, a cuyo gobierno Del Valle demandó ante el CIADI.

Durante la campaña Del Valle fue solo uno del grupo de hombres de negocios que llegó a Los Pinos una noche para reclamarle a Enrique Peña Nieto que su candidato José Antonio Meade declinara por el panista. El encuentro no terminó bien.

Del Valle entiende que la denuncia en su contra de parte de los accionistas no tiene sentido porque él mismo se embarco en un juicio de arbitraje internacional para defender el derecho de los propios accionistas.

La denuncia contra Del Valle se presentó en nombre de la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas, que agrupa a inversionistas del Popular y que ha contratado abogados tanto en España como en otras partes de Europa y México para defender sus intereses.