Desde el 13 de febrero y hasta el 2 de marzo, se abrió el plazo para las empresas que buscan ganar espectro en la banda 2.5 GHz, a través de la cual los operadores pueden dar servicios  de banda ancha móvil LTE, de gran velocidad.

Por cuestiones de ajustes, la licitación se había postergado por años, pero era altamente esperada en el mercado, aunque también se volvió un foco de demandas por parte de los jugadores sobre la participación que podía tener América Móvil, de Carlos Slim.

La duda que aparece en el sector en los últimos días es sobre si Telefónica comprará espectro de banda dado que hay especulaciones sobre el futuro de la empresa en el país. La dificultad de ganar cuotas de mercado estaría generando diversas gestiones muy reservadas para vender la compañía, preferentemente a un jugador de EU. El rumor más fuerte de hace unos meses hablaba de la firma Sprint. 

Hay que recordar que antes de lanzarse las bases de esta licitación, los competidores de América Móvil cerraron filas al consideran que la empresa de Carlos Slim tiene ventaja, al poseer ya parte de ese espectro. Opinión que comparten analistas como Gonzalo Rojón de socio director de The Competitive Intelligence Unit (CIU), que considera que su presencia "mata cualquier incentivo para el rebalanceo del sector de las telecomunicaciones".

Finalmente, tras visibilizar esta molestia, el regulador en el sector (IFT), optó por limitar la participación de Telcel a una segunda etapa y con la restricción de que solo podría adquirir 20MHz. En este escenario, "incluso podría ocurrir que en la primera etapa las empresas se llevaran todo", opinó Rojón a LPO.

Aunque por ahora no hay nada confirmado, la expectativa es que participen grandes jugadores como AT&T y Telefónica Movistar, además de Telcel -que recientemente  Daniel Hajj  explicó están analizando esta posibilidad- y aunque existe un disgusto entre los competidores de la empresa de Slim, por su posibilidad como participante, se espera una participación completa, aunque no exenta de riesgos.  

Y es que los especialistas apuntan que entrar en esta licitación es primordial para estar dentro de una mejor competencia. Además, es visto con buenos ojos que la licitación obliga a los participantes a ampliar su cobertura.  

En esta ocasión, el IFT que encabeza Gabriel Contreras, exige que los participantes provean servicios, con cualquier banda de frecuencia e infraestructura disponibles, propia o de un tercero, a por lo menos 200 de las 557 localidades con una población de entre 1,000 y 5,000 habitantes, que hoy no cuentan con servicio móvil.

También proveer servicios, con infraestructura propia en la banda de 2.5 GHz, en al menos 10 de las 13 zonas metropolitanas con más de un millón de habitantes; además de llegar a las carreteras troncales asociadas a las cinco zonas económicas especiales del país decretadas por el Ejecutivo Federal.

"Esta es una manera de reducir la preponderancia de América Movil, pues sus competidores pueden invertir y desplegar servicios en localidades donde no tenían presencia", explicó Jorge Bravo, analista de MediaTelecom Policy and Law.

Sin embargo, los riesgos vienen por otro lado. En opinión de Bravo, habrá que poner atención en el tema de la salud financiera de los participantes.

"Podría pasar que Telefónica no compre espectro y, por lo tanto, quede rezagada y evidencie su precaria situación financiera; o que los nuevos entrantes no tengan la capacidad financiera para desplegar la red y explotar el espectro, lo cual ocurrió en Chile y Colombia, y entonces distorsionen el mercado en el futuro", señaló el especialista.

Aunque al mismo tiempo, consideró que a pesar de tener unas finanzas bastante apretadas, no sería la mejor opción para la firma española.

"Un operador serio y con experiencia como Telefónica tendría que participar en la licitación porque no se puede perder la oportunidad de que sus usuarios tengan un mayor consumo de datos que se refleje en una mayor monetización de su red", señaló.